Es la hora del almuerzo, ordenas una ensalada, comienzas a comerla y al usar la servilleta notas que hay rastros de sangre que salió de tu boca. Te sangran las encías al lavarte los dientes. O incluso después de lavarte los dientes tienes la sensación de tener mal aliento y percibes un sabor desagradable en tu boca. Podrías necesitar visitar al periodoncista.